miércoles, 31 de marzo de 2010

TRES NOTICIAS / TRES VIDEOS

SIR CHRISTOPHER LEE SE LANZA AL HEAVY METAL...




PROPUESTA NORUEGA PARA EUROVISIÓN



SIN PALABRAS

martes, 30 de marzo de 2010

EL RECITAL

"No se puede llegar muy lejos con esta carcasa seca. No queda nada en su interior… restos de venas fosilizadas hace un zillón de años colapsándose contra el tejido opaco y sin vida.

Corredores de la Muerte en cada tramo del camino, condenados arrastrando pesadas cadenas que estrangulan la carne que tocan… dedos muertos todo el camino hasta ninguna parte… "


Romeo y Julieta danzando indolentes sobre el Tiempo, se abrazan, giran, se besan, giran, giran radiantes, ascienden a un sol encendido… hacia el corazón del Sol… bailan, giran, se abrazan, se besan…

Un muchacho negro de marcadas ojeras y acento irlandés acaricia una guitarra preciosa. Las notas caen de sus manos esbeltas como borbotones de vino dulce… agua templada de lejanas orillas más allá de este mundo. El muchacho negro es ahora un hombre blanco de mediana edad, aspecto descuidado y barba de tres meses. Ha cambiado la guitarra por una botella de ginebra y corre como un poseso, arengando a los despistados a que le sigan, siempre sin tocar la tierra bajo sus pies… termina tropezando con sus propias palabras y cae estrepitosamente sobre un melancólico atardecer en Connie Island. Levanta la vista y puede ver a alguien al menos veinte años mayor que él. Muy bien llevados. Habla solo, como reflexionando en voz alta… Tan pronto parece que se está refiriendo a sí mismo, como parece que lo esté haciendo a una segunda persona, tercera. Tal vez no esté hablando de personas. Tal vez sea de esas personas que dan vida a sus propios sentimientos, quien sabe con qué motivo. Tal vez no. Tal vez sea sólo un tipo cansado pensando a viva voz. Un pobre tipo que quiere que le dejen tranquilo...

“Parece que va a llover”, le dijo la sartén al cazo. De Connie Island a un puto desierto en medio de ninguna parte. Lo último en transporte instantáneo. Músicos polvorientos bajo un cielo de cobre fundido. Visten levitas carpetovetónicas que les quedan grandes a unos y demasiado pequeñas a otros. Se mueven ralentizados al son de las barras y estrellas, un constante rumor de engranajes metálicos bañados en oro negro. El rumor se convierte en estruendo. Jimi toca las últimas notas con los ojos en blanco, fijos en el estruendo del rumor. Desaparece bajo una harmónica desquiciada que se ahoga a sí misma una y otra vez con su propia sangre recién abierta… un espectro se retuerce sobre el suelo polvoriento, golpeando su pecho y espalda con desprecio. Se levanta y sacude su cuerpecillo ectoplásmico como un psicótico eléctrico. Salta, brinca y corre. La polvareda que levanta es considerable, todos los monitores, todas las pantallas, saltan volatilizadas por los aires. El cielo cargado por momentos… entidades fagócitas estallando sobre pianos afilados en órbita permanente, sus restos arden en contacto con la atmósfera…

…Dejemos la atmósfera… directos al corazón del sol, de la puta galaxia si hace falta, acelerando a velocidad terminal, lejos de gravedades y precesiones. “Piloto: tire to palante, potensia factor nueve”…
Abandonando formas y tamaños, abandonando conceptos humanos, volando libre entre orbes majestuosos y estrellas de fuego puro… mecido en la Eternidad, acunado en olas cósmicas...

lunes, 29 de marzo de 2010

ALGEBRA ABSURDA

Algebra absurda de matemáticas básicas. Algebra absurda desplegándose en olas de furia rancia y desiertos de tiritas y mercromina…

Vaciando el vacío. Algebra absurda serpenteando por el cerebro destartalado, viejo almacén de neuronas desvencijadas. Algebra absurda estableciendo conexiones abstractas, sinapsis fantasmagóricas fuera de toda red.


-“… si yo soy tú…”


Ni siquiera yo soy yo. Ni siquiera tú eres yo.


…Ladrones ladrando… Barcazas moribundas crujiendo al sol del mediodía, el crepitar de millones de insectos en las cuadernas vencidas. El sonido de la muerte sobrevolando todo el vertedero en llamas. Locos estallando en cualquier rincón. Vaciando el vacío, vaciando el cargador. Muerte en estado puro, Algebra Absurda, cocaína y whisky. Todas las calculadoras se venden frías, cada una con un cociente abstracto, dolorosamente incoherente.

Muchachos de pelo largo y rostros desencajados gruñendo desorientados en laberintos narcóticos de crueles perspectivas, el esqueleto de Teseo amontonado en un rincón. Ninguna vela. Lugares fríos y viejos. Quietos. Muertos.

Todo gira ralentizado en el aire, despedazado en billones de fragmentos de caprichosas formas geométricas. Principio de la Geometría Abstracta: "Trácese una línea imaginaria desde el cuadrado de la hipotenusa hasta el forro de sus pelotas y hállese a sí mismo… "

Sentado abajo del todo, tratando de ver algo a través de todos los fragmentos que cubren el firmamento. Un cielo abstracto. Un cielo roto por el que se filtran lluvias ácidas y vientos cargados de muerte. Abajo es abajo. Conozco esto. Matemáticas básicas y Algebra Absurda. Filtrándose por los rincones, reptando por todas las paredes desde ninguna parte hasta estas coordenadas tridimensionales trituradas de realidad, trituradas de las tribulaciones del detritus:


-Habeas Corpus.

-Ora pronobis…

-Ipso Facto.

-Ego te absolvo…

-…me la vas a absolvel pol debajo del culo

-¡Vade retro, Satanas!!!


Lluvia de huesos astillados sobre campos estériles, la sartén y el cazo, el conejo y la liebre, la zorra y la liebre, la sartén y el conejo… Alicia hasta el coño del País de las Maravillas, el Sombrerero cortándose las venas con un stetson, La Reina ahorcada por la baraja enardecida, descabezada… Speederman picándose metanfetamina en las pupilas, subiéndose por las paredes cuando no se queda colgado, colgando de forma absurda de la geometría abstracta de su red radioactiva… Legiones de ovejas esquizofrénicas travistiéndose de lobos, de tiburones, de halcón si se diera la ocasión… Corren enloquecidas por todas las poblaciones de todos los mundos, han aprendido a construir plataformas de suicidio colectivo, ciclotrones de baja calidad y espejos deformadores. Balan enloquecidas por todas las avenidas de semáforos en llamas, construyendo campos de concentración y casas de putas beee, beeeeeee, beeeeeeeeeeeee…

Sentado abajo del todo, con los huesos astillados, con los muertos amontonados. Abajo es abajo. Conozco las coordenadas. Maldita Algebra Absurda, irreverente trigonometría ectoplásmica de alas castradas y deseos truncados, Abajo…

Silenciado por mordazas de viento. Apresado por cadenas de aire. Vaciando el vacío.

domingo, 28 de marzo de 2010

LA VISITA

“No recuerdo cuándo fue la última vez que bajé aquí. Quizá no estuve nunca y ésta es en realidad la primera ocasión en que piso este lugar. EL CUARTO DE CALDERAS… ¿Cómo estar seguro de nada?... Naaah… Me miento a mí mismo. Yo construí este lugar. Tiene mi firma…”


El Fantasma dejó escapar una carcajada helada, su forma ectoplásmica vibrando en mil frecuencias al mismo tiempo. Se encuentra rodeado de gigantescas columnas de cuadernos y hojas manuscritas apiladas hasta un techo que se pierde en la oscuridad más absoluta. De vez en cuando una hoja cae, balanceándose zalamera hasta llegar al suelo ajedrezado… Otoño psicótico en el Cuarto de Calderas… las hojas arden al entrar en contacto con la fría piedra… un aullido salvaje y terrible en alguna parte hace retumbar las distantes paredes, como si fuesen implacablemente golpeadas por frenéticos martillos abisales… ¿quién podría ser tamaño tamborilero? … La única respuesta es una carcajada helada, un aullido salvaje y terrible.
Caminó sobre losas agrietadas por el paso de la Eternidad, entre pilares de palabras desquiciadas, tatuadas a fuego lento en el cráneo del Multiverso.

Adoptó una forma tangible. Una que recordaba vagamente. Varón, de edad indeterminada a causa de una poblada barba, robusto y no demasiado alto. Vestido con una especie de hábito monacal… la capucha cubriendo parcialmente su rostro, ocultando los ojos. Miró por un momento sus manos, fuertes y esbeltas, como talladas en mármol vivo. Sintió su propio peso sobre el suelo ancestral, un paso tras otro, la piel desnuda contra la fría piedra. Respiró el aire fosilizado, el pecho poderoso contra el hábito, el corazón bombeando con la fuerza de un martillo neumático… un paso tras otro…

Caminó sobre el ajedrezado infinito, rozando columnas desquiciadas con manos de mármol vivo… Extrañas formas y volúmenes acechando más allá de las columnas, como vastas volutas de humo inquieto, enervado de alguna manera… evolucionan en el aire fosilizado del Cuarto de Calderas hasta tomar la forma de un enorme lobo, su cuello encadenado a la roca palpitante del corazón del Mundo. Gruñe con voz quebrada, áspera y grave:

-Treinta y dos cobardes me encadenaron, por miedo a lo que pudiera llegar a ser, treinta y dos cobardes se condenaron por convertirse en mi razón de ser… ¿Te gustan los acertijos, Perdido?
-Tal vez tanto como a ti. Dime… ¿Cuánto serrín tiene que comer un pavo para cagar un tablón y medio?

El lobo se quedó muy quieto. Entonces comenzó a sonar un horroroso bramido intermitente que se convirtió en una risa gargantuesca que lo hizo retumbar todo.

-HAW, HAW, HAW, HAW… la madre que te parió… hacía eones que no me reía… he he he… ¿quién coño eres, Perdido? ¿Qué te trae por aquí?
-Soy uno que no sabe quién es, Lobo, uno que viaja sin memoria ni propósito, sin saber si quiera si está vivo o muerto.
-Hombre, para serte sincero, no suelen venir muchos vivos por aquí… pero no tienes pinta de muerto. Y créeme, de esos se ven muchos por aquí. Supongo que sólo tienes que esperar el tiempo suficiente… mmmmmmmmm… otro acertijo…

Comienza a difuminarse en pesadas volutas de humo negro… Humo contra el vacío de roca y piedra.

El Fantasma parece contrariado por un instante. Continua caminando. Como escolta fantasmagórica un crepitar de llamas con cada paso. Tablero interminable, columnas desquiciadas y poco más…

EL CHISTE MÁS VIEJO DEL MUNDO

El Peregrino alcanzó el borde del abismo antes del mediodía. Los pulmones estaban a punto de salírsele por la boca y el corazón bombeaba frenético como un martillo neumático. Paróse a tomar aliento y limpiarse el sudor del rostro. Ante él se sentaba una figura humana, los pies balanceándose indolentes sobre el vacío.

El Peregrino se acercó aun más, hasta situarse justo detrás del desconocido. Y entonces reparó, con ojos exorbitados, en las dos enormes cicatrices que surcaban paralelas la espalda del sujeto. Con voz trémula se atrevió a preguntar:
-“… ¿e-eres tú aquel al que llaman El Caído…?”

Fue entonces que el desconocido se giró perezoso hacia su interlocutor, le miró de arriba abajo con expresión ausente, y se limitó a contestar:
-“¿…Caído…? Y UNA MIERDA. ¡ME EMPUJARON!!”